39 Y uno de los malhechores que estaban
colgados allí le lanzaba insultos (blasfemias), diciendo: ¿No eres tú
el Cristo (el Mesías)? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
**Uno de los malhechores pedía señales para
creer. Y quería una salvación de su condena.
40 Pero el otro le contestó, y
reprendiéndole, dijo: ¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la
misma condena?
**El otro malhechor lo invita a reflexionar y a
temer a Dios.
41 Y nosotros a la verdad, justamente,
porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero éste nada malo ha
hecho.
**Reconocía que no había pecado en Jesucristo. Y
que él era merecedor de su condena.
42 LBLA Y decía: Jesús, acuérdate de mí
cuando vengas en tu reino.
DHH
Luego añadió: —Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar
BLP
Y añadió: — Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey.
**Reconocía a Jesús como Cristo, que el Cristo debía
morir, que resucitaría, que se iría y que volvería como rey.
**A pesar de que Jesucristo estaba crucificado
y habiendo pasado infinidad de afrentas. Era quizás el momento más difícil para
que alguien lo reconociera como Rey, como el Cristo.
**El malhechor cree en Él y le pide que se
acuerde de él, no en ese momento si no en su regreso a reinar.
43 Entonces Él le dijo: En verdad te
digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.
**La salvación no es con entendimiento humano,
si no por revelación de Dios. Jesús ocultaba bajo su carne (figura del velo que
ocultaba el arca del pacto), su gloria, gloria de ser Dios mismo. Esta revelación
viene solo a través de su Santo Espíritu.